domingo, 5 de febrero de 2012

He vuelto (a ti)

Hoy no hay ninguna gota de alcohol ni tabaco en mi organismo, toda ha sido expulsada por mi orina, comprende Margarita ayer fue día del pisco (Salud!).
Soy una mezquina que ha dejado de escribirte y por eso estoy aquí otra vez, en busca de una reivindicación.
Ya sé que es inútil esperar que de tus rosados labios salga un “te extraño” así que heme aquí empijamada tratando de iniciar una conversación de esas que tuvimos en otras vidas y que tanto bien nos hicieron. Estoy aquí simplemente para recordarte mi existencia y la tuya dentro de mi imaginación, mi corazón y la espiritualidad que me rodea.
Deberías agradecerle a mi papá, pues cada vez que hablo con él termino queriendo hablar contigo, es que a veces dice cosas tan ciertas… “no debemos extrañar porque la distancia de algún modo nos acerca, se extraña a quienes se mueren porque no se los va volver a ver”. No sé si has entendido mi punto, espero que lo hayas entendido pero como sé que, al igual  que la psicología inversa, mis indirectas nunca son de todo comprendidas como una espera, te explicaré.
No es que no te deba extrañar sino que al igual que cuando estábamos juntos, tú estás conmigo. Cada margarita, cada pensamiento incomprendido por el común de la gente, totalmente cuerdo y preciso para ti y para mi son indicadores de que quizás no estamos separados. Además, la necesidad producida por la no permanencia de ambos en el mismo plano me hace quererte más ya que al querer superar la realidad mi cabeza y mi corazón, en especial mi corazón, hacen que te quiera hablar, saber de ti, conversar y al quererme comunicar hasta nuestra interacción mejora. ¿Comprendes? Si estuvieses muerto, que no lo estas, sería difícil porque antes de poder traerte para no extrañarte como estoy haciendo en este momento, estaría llorando tu partida y mi corazón no exigiría la comunicación porque triste y en pedacitos chiquititos estaría adolorido y sin fuerzas para hacerlo.
Siento que mencionar la palabra corazón mil veces me hace cursi pero tú sabes que no puedo ni quiero hacer nada sin amor, sin romance; que es romance lo que  a veces más prefiero para enamorarme mil veces de ti. Lo que me recuerda lo conversado con Fran hace semanas, una no se enamora una vez de una persona. Y es porque te das cuenta de que no puedes hacer otra cosa que quererlo porque inevitablemente no hay nada más lindo ni momento más perfecto que cuando me detengo a verte porque te estoy queriendo y el tiempo se hace eterno. Tan embelesada me quedo que me te quiero en cada manía que manifiestas, cuando mueves el café sin hacer que la taza suene, cuando te detienes a decir una grosería para desencajar la conversación de la mesa, la forma en la que caminas con las manos metidas en los bolsillos por el frío o la entonación especial que le das a ciertas palabras para que suenen simplemente tuyas. Miles de manías que detesté en algún momento y ahora sé que son parte de ti, que no puedo hacer nada porque me gusta más recordarte así que borrándolas ya que siento que en effaçant toutes ces caractéristiques, te quitaría también virtudes que admiro hasta hoy.
Siempre es bueno el recuentro, el quererte.

SGMU
Domingo, 05 de febrero de 2012.