martes, 24 de mayo de 2011

Me gusta tu sonrisita, tu onrisita, tu nrisita, tu risita… sí, eso también. 
Está usted en todas partes Margarita.


SGMU

domingo, 22 de mayo de 2011

Mesa para dos


On vient d’arriver en nuestras bicicletas, la tuya negra y la mía roja, el lugar nos pertenecía. Abrimos la puerta. Entramos. ¿Vous-êtes combien? Dos. Nos dirigimos a aquella mesa circular perfecta, en la que tranquilamente podían caber cuatro en caso de venir con amigos. Este no era el caso Margarita, esa era para los dos. Comme d’habitude  nos sentamos uno en frente del otro, me dejaste sentarme en la banqueta y tú te acomodaste en la silla, la mesa era angostita, al darme cuenta dudo de cómo cupimos cuatro personas la vez anterior. Eso ahora no importa. ¿Que qué vamos a tomar? Me miró y me dijo “¿chocolat chaud?”  Asentí y sonreí, tus ojos brillan más cuando soy yo quien brilla en tu botón amarillo. Un chocolat chaud et un café s’il vous plaît. Aunque la mesa nos separaba, tus largas piernas siempre llegaban a jugar con mis rodillas, ella aman secretearles cosas y a mí me gusta que mis rodillas le cuenten todo, las abriguen, se enamoren y beban chocolat chaud y café en un barcito de esa ciudad rodeada de muros, de ese lugar que encierra nuestros corazones y me hacen, y nos hacen, mirarnos diferente Margarita.


No hay mejor lugar. -Fito Espinosa



SGMU
Sábado-domingo, 21-22 de mayo de 2011 siendo medianoche y dieciséis minutos.

viernes, 13 de mayo de 2011

MOMENTOS

Navegando en vos cruzo cualquier abismo Margarita, vamos donde cielo y tierra se quieren juntar…

“Me descubro en vos, preciosa mujer recorriendo cada espacio de tu ser. Mujercita, esto es como un sueño, vamos a jugar a que soy tu dueño. Ay amor, derretís mi centro tan cerquita mío es que hoy te siento.”
–Margarita en la voz de los Cafres.

Nos tenemos el uno a otro, estamos en nuestro sillón favorito, el más amplio que puede existir o por lo menos así lo era para nosotros. Me quieres, tus ojos me lo dicen, te mueres por mí y yo no estaré siempre, debes aprovecharme al máximo. Aprovéchate de mí, estamos a contra-reloj. Me besas los labios, yo te beso los párpados donde duermen los más preciosos pétalos que acarician mi espalda cuando la recorres con tu nariz y mi piel se eriza y te quiero. Después prosiguen nuestras caricias, tus manos son tan suaves y buscan calor en la franela que llevo puesta, las mallas son tan cómodas para seguir el ritmo de esa melodía que nuestros cuerpos han encontrado juntos, juntos, unidos, entrelazados. Me da risa como puedes tener cosquillas cuando paso mi mano por tu pecho feliz, blanco y lampiño; te tiras encima de mí, me quieres, te quiero, has conseguido hacerme reír al acercarte a mi cuello, lo sigues recorriendo y me envuelves con tus brazos y yo busco tus puntos débiles. ¿Qué cuáles son tus puntos débiles? Por favor, ambos los sabemos solo hace falta verte en train de paniquer, así me guías, así me dices y siento qué te gusta y que no.
Tú, tú, Margarita, tú adoras que te rodee el cuello mientras que nuestros labios conversan cerquita se invitan a tomar té y entran a la casa de la otra, se distraen… y tú adoras que mi pierna este reposada en busca de la tuya, tú amas encontrarte con mi pie en la alfombra, tú amas sumergirte en todo mi cariño, amas que critique tu falta de ritmo y demostrarme que no es así. Funcionamos bien, nos amamos bien quiero decir, nos encanta redescubrirnos. Reinventarnos. Querernos.
Tu nariz es tan suave y quiere jugar a que es mi dueño, y llegar a mi corazón, te has encontrado más de una vez entre dos dunas pálidas que al sentirte se vuelven pirámides egipcias. Se ponen en guardia. Nunca te dije cuánto disfrutaba de ti, de todo lo que podías decir con esos ojos que me hipnotizan y esa constante búsqueda del paraíso en tu sonrisa. He amado cada una de las muertes que me has dado, porque al volver a la vida, siempre lo primero que veía eran tu cabello café y tu laaaaaargo cuello Margarita, ese mismo al que me encantaba hacerle el tour de France. Fue una hermosa invasión de tu amor. No podemos quitarle crédito a mi sonrisa y a tu mirada cómplice y autora del motor de este amor, ya que por ese momento tu mundo y el mío eran el mismo. 
Momento de intimidad que solo vos y yo podemos alcanzar y esa melodía surge al danzar, hablándonos en silencio, buscándonos nos hemos encontrado de la sala a la escalera y de la escalera a la habitación, de la habitación al sofá y del sofá a la cocina. Nos quisimos en todas partes, fuimos hombre y mujer, pura conciencia.

SGMU
Viernes 13 de mayo de 2011.